¿Cómo suele percibir el empresario el concurso de acreedores? El origen del problema
Las empresas son seres vivos, que nacen, crecen y, a veces, desaparecen. Y al igual que nos pasa a todos, de vez en cuando pasan por problemas, siendo el fundamental el de llegar a encontrarse en una situación de insolvencia, que se produce cuándo se llega a un estado patrimonial en el que la empresa no puede cumplir regularmente sus obligaciones exigibles, o se sabe que en un futuro próximo no va a poder atender de forma puntual el pago de sus deudas.
En estos casos el empresario está obligado a pedir que su empresa sea declarada en situación de concurso de acreedores.
El problema es que los gestores, los responsables o dueños de las empresas suelen retrasar la declaración de concurso de acreedores de su empresa, porque se concibe la declaración de concurso como un estigma empresarial, que arruina la imagen, la marca de la empresa y es sentida como la antesala de su desaparición.
Los abogados estamos muy familiarizados con oír estas ideas de los empresarios, que de forma repetitiva sienten el procedimiento de concurso de acreedores como la tumba de la empresa
Hay que anticiparse a la insolvencia actual. En caso contrario, no hay nada que hacer. El empresario debe tener esto muy claro.
No vamos a negar que la inmensa mayoría de los concursos de acreedores que se tramitan en España acaban con la liquidación de la empresa. Los datos son contundentes, sólo el 3% de los concursos de acreedores acaban en convenio y un porcentaje muy reducido de éstos consigue cumplir el convenio y de este modo salvar la empresa.
La razón de esta estadística está ligada, en gran parte, al error de planteamiento empresarial que está detrás de la idea que antes apuntábamos: los responsables de las empresas, en su inmensa mayoría, llevan tarde al concurso a la empresa.
Es el retraso lo que acaba con la empresa o lo que no da la más mínima oportunidad a la misma, no el propio procedimiento concursal.
Por lo tanto, el mejor consejo que puede darse a un gestor empresarial es que entienda el concurso de acreedores cómo un procedimiento que sólo tiene posibilidades reales de salvar la empresa si se anticipa a la situación de insolvencia actual, y siendo inminente pero futura la insolvencia, se adelanta y prepara a la empresa para meterse en el procedimiento de concurso de acreedores.
¿Qué dos cosas mínimas debe hacer el gestor de una empresa con futuros problemas de tesorería si quiere darle una oportunidad de supervivencia a aquélla?
Dando por supuesto que el empresario ha medido muy bien que no existe riesgo legal de que caiga sobre su persona el déficit concursal por efecto de la posible sección de calificación, la primera cosa que todo gestor de una empresa con problemas de solvencia ha tenido que hacer es haber previsto e implementado las medidas, desde el punto de vista empresarial, para que la tesorería que genera la empresa manteniendo viva su actividad sea mayor que el importe de los pagos que derivan del mantenimiento de la actividad. Si esta condición fundamental no se cumple, entonces no hay posibilidad alguna de que la empresa se salve.
Y, en segundo lugar, también es básico que tome conciencia de que a priori y siempre que ello no afecte a la posibilidad de lograr las mayorías precisas para poder aprobar un convenio de acreedores, es mejor que pasivo de la empresa tenga la consideración de crédito concursal que la de crédito contra la masa, de modo que si precipita el nacimiento y la exigibilidad de la obligación a una fecha anterior al dictado del auto de declaración de concurso, eso hará posible que esa deuda preconcursal pueda quedar afectada por el convenio de acreedores.
Felix Pastor
Socio en De la Riva y Pastor Abogados
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